viernes, 22 de enero de 2010

Tiempos revueltos: 1. Julián Besteiro y la derecha socialista

En medio del ascenso de las organizaciones obreras, y de la extensión de la voluntad transformadora en las mismas filas de la UGT y del PSOE, Besteiro siguió defendiendo el modelo laborista británico

Pepe Gutiérrez-Álvarez

Uno de los primeros líderes socialistas que empezó a poder editarse bajo el franquismo fue Julián Besteiro (Madrid. 1870-Carmona, Sevilla. 1939). Eso sucedía en una época (años 60) en que cosas así apenas daban sus primeros brotes, y naturalmente, algunos de los jóvenes que “lo queríamos saber” todo, lo incluimos en nuestra biblioteca abierta, la que se podía enseñar y que ocultaba la ilegal. Con todo, si te cogían con libros así, por más moderados que fuesen, se lo llevaban y te podían dar del “jarabe de palo” habitual…De entonces recuerdo su libro Marxismo y antimarxismo (ZYX, Madrid, 1968; luego también editada por Júcar).

Años más tarde, hasta en una editorial de El País se decía que el reclamo del PSOE la figura de Besteiro era una “impostura", pero no obstante, no deja de ser representativos que, aparte del “abuelo”, el PSOE recompuesto en Surennes privilegiara a este por encima de otros líderes socialistas históricos.

En medio del ascenso de las organizaciones obreras, y de la extensión de la voluntad transformadora en las mismas filas de la UGT y del PSOE (sobre todo en las juventudes), Besteiro siguió defendiendo el modelo laborista británico que, de justificarse, se asentaba sobre un país que ya había conocido su revolución democrático-popular. Su apego al legalismo fue idéntico al que llevó a la dirección de la socialdemocracia alemana a buscar componendas con el nazismo, incluso cuando buena parte de sus representante ya estaban en campos de concentración. Este legalismo republicano ha sido la cara más apreciada en una historia oficial socialista tan renuente en hablar de aquellos tiempos.

Besteiro fue sin duda una de las principales figuras del PSOE de los años veinte y treinta, aunque su influencia fue decayendo por su actuación moderada durante el final de la Dictadura de Primo y a lo largo de la IIª República. Había nacido en una familia pequeño-burguesa de origen gallego. Fue muy influenciado por el krausismo a través de Instituto de Libre Enseñanza donde ingresó a los 9 años: "He pertenecido a las primeras generaciones de sus alumnos. En esos años, la Institución adoptó fundamentalmente sus métodos, entre ellos el estudio desinteresado de la preocupación del examen. Experimenté muy directamente la influencia de Don Francisco Giner cuyas conversaciones acerca de temas filosóficos así como de su acción educadora que pudo presenciar desde los primeros años de mi vida.

Esa influencia la he sentido en mi con más intensidad conforme lo años han ido transcurriendo...". No obstante, en su primera radlcalización se alejará formalmente del "krausismo" del Instituto, que a sus ojos, se había convertido "en un sistema reducido a fórmulas rígidas y conservado como una momia de un héroe embalsamado según preceptos rituales. Convertido en profesor de un instituto de Orense, es enviado por sus ideas progresistas a Toledo, donde según cuenta su biógrafo Saboritt, Julián besteiro: "Conoció la cárcel, fórmula al alcance de los altos dignatarios de la catedral para amedrentar a los rebeldes. Pero Besteiro no se amilanó. Amplió sus estudios de filosofía en el extranjero y habiendo salido de Toledo con el carnet del partido de la Unión Republicana, al regresar a España su documentación política había cambiado de color". Julián besteiro se aproximó al PSOE y escribió, en 1912, una serie de artículos contrarios a la guerra de Marruecos, y después dio una conferencia sobre el mismo tema en la Casa del Pueblo de Madrid que re causó un gran revuelo, por lo que fue detenido, juzgado y encarcelado. Al salir de la cárcel pidió el ingreso en el PSOE.

Concejal republicano-socialista por el barrio de Chamberi en 1913, Julián Besteiro se mantuvo en dicha responsabilidad hasta el final de la guerra civil. El 21 de marzo de 1917, tras una reunión de la UGT y la CNT, es el encargado de redactar un Manifiesto en el que se proponía la huelga general indefinida como única salida a la grave situación que atraviesa la clase trabajadora. El gobierno como respuesta decretó la suspensión de las garantías constitucionales y detuvo, entre otros, al propio. En agosto, en plena huelga general, fue también el redactor de otro Manifiesto famoso que denunciaba la extrema corrupción reinante y la utilización reaccionaria del ejército, y advertía que el proletariado se hallaba dispuesto a no mantenerse pasivo ni un momento más.

Mientras se reunía con el Comité de huelga en una buhardilla, fue detenido y juzgado por un Consejo de Guerra sumarísimo. Julián Besteiro se defendió argumentando que la huelga había sido provocada desde el poder. Condenado, el gobierno tuvo que liberarlo para contener un poderoso movimiento de solidaridad. Durante la dictadura no "hay trabajo de Besteiro que no aludiese a la crisis del régimen monárquico, con ataques a la persona que lo encarnaba y a la existencia de un período constitucional que a juicio suyo había comenzado en agosto de 1917". Sin embargo, dichas críticas no fueron excesivamente beligerantes; sus posiciones fueron abiertamente posibilistas.

En 1931, Julián Besteiro dimite como presidente del PSOE --había sustituido a Pablo Iglesias y había intentado ocupar su papel protagonista-- y de la UGT. Las razones de esta dimisión son todavía controvertidas, pero parece enmarcarse en su actitud "anticolaboracionista" con la República que Besteiro veía venir por parte de la izquierda del PSOE. Esta posición --efectuada desde la derecha, concediendo a la burguesía liberal la hegemonía--, será su caballo de batalla dentro del partido durante todo el período. No obstante, a su manera, Julián Besteiro colaboró con el nuevo régimen como presidente de las Cortes. Su etapismo extremo lo convertirán en el blanco de los ataques de la izquierda socialista, muy en particular de Araquistain que lo definirá como un "marxista anti-marxista". Ciertamente, sus posiciones pueden compararse con los de la derecha menchevique y con las del laborismo moderado. Durante la guerra civil, Besteiro se alinea también con la fracción más moderada, al final trabaja para una paz imposible con un Caudillo que tiene carta blanca para exterminar todo vestigio del la clase obrera militante. Apoya el golpe de Casado contra el gobierno de Negrín; su anticomunismo le servirá de justificación…

Tras la victoria del militar-fascismo se niega abandonar Madrid. Un tribunal militar sumario lo condena a muerte naturalmente “por rebelión militar”, y por ser un "mito revolucionario", y el jefe "de la revolución de 1917"...

En su respuesta final, podrá decir: "...Yo no quisiera ser mito. Ahora puede que sea verdad; porque yo creo que en las circunstancias desfavorables los personajes mitológicos se convierten en mártires, y yo las graves acusaciones que se me han dirigido las he oído con una serenidad de espíritu enorme. Es un bien que nadie me puede quitar" (cit. por Ignacio Arenillas, El proceso de Besteiro. Ed. de la Revista de Occidente, nº 26, Madrid, 1976).

Deben de haber bastante libros más, pero en mi biblioteca la presencia de este socialista de derechas se concreta en algunas antológicas como la de Emilio Lamo de Espinosa: Filosofía y Política en Julián Besteiro, (Edicusa, Madrid, 1913); el mismo autor publicó una síntesis de su libro en un número de "Los complementarios" de Cuadernos para el diálogo. Amén del ensayo El pensamiento filosófico de Julián Besteiro (Cuadernos Taurus, Madrid, 1971. La biografía escrita por Andrés Saboritt apareció en Losada (Buenos Aires, 1961; Ed. H hará una edición ulterior).

Evidentemente, la socialdemocracia no nos convencía, y menos la más moderada, y Julián Besteiro se paseó como personaje por revistas como Triunfo y Cuadernos para el diálogo. Eso sí, algunos lo leímos porque había que leerlo todo, aprender todo de nuevo .

No hay comentarios: