sábado, 30 de enero de 2010

Contradicción evidente del sistema capitalista

Crisis, paro, Ere´s, solución: jubilación a los 67 años

por Malime

“Hay pueblos, naciones y Estados que viven en la miseria, sin capacidad para defenderse de las catástrofes naturales. El orden internacional está montado sobre la concentración de riqueza en el 20% de la humanidad y el desamparo de buena parte de ésta. Por sí solos no pueden salir de su miseria, agravada por multinacionales que esquilman los recursos para obtener grandes beneficios en poco tiempo, gobiernos propios corruptos y vendidos, y países ricos que protegen sus intereses y los de sus compañías en el Tercer Mundo”. (parte de la Declaración de la Asociación de Teólogos Juan XXIII ¿Dios en Haití?)

Valga esta introducción sacada de los buenos creyentes asumida por un ateo que en su infancia creía en el comunismo cristiano. Pero cuando nos dicen:

“Dios no es neutral, está en Haití en las víctimas y en cuantas personas trabajan allí solidariamente, se identifica con las víctimas y hace de ellas el criterio del juicio divino (Mt 25,31-46).

Creemos, con todo, que el mal es también un misterio que encaja difícilmente con la imagen de un Dios omnipotente y misericordioso, sobre todo, cuando se traduce en sufrimiento de los pobres y de los inocentes.

La ciencia formula las leyes de la naturaleza y explica las causas de los desastres, facilitando el progreso y el avance en el control de ella. Dios no tiene celos del ser humano, imagen suya, sino que capacita a la persona para ser creadora y generar vida”.

Efectivamente, a través de la ciencia se formulan las leyes de la naturaleza facilitando el progreso, pero la ciencia no es un ente abstracto, no crea ideas por inspiración divina, la especie humana es la materia más desarrollada, es la que a través de la ciencia tiene esa capacidad de imaginar con objetividad cómo poder dar solución científica a los problemas, y cuando no lo hace se cae en la evasión a través de falsos enigmas míticos religiosos u otros idealismos anti-dialécticos. La lógica formal ausente de dialéctica material nos invade, todos, desde el medio que nos condiciona, cada uno actuamos desde nuestra particular lógica formal más o menos idealista. Prueba evidente es la división existente entre multitud de grupos anti-sistema.

Los defensores de los falsos enigmas míticos se centran en criticar a los malos hombres que serán enviados al infierno cuando mueran, pero nada teórico-práctico hacen para contribuir a que los propios seres humanos, en este mundo, se doten del necesario conocimiento con base científica y social con el que poder contribuir a acabar con el dominio que ejercen a nivel mundial los “satánicos corruptos”.

Desde una imaginación filosófica materialista y dialéctica podemos imaginar otro mundo solidario posible. Un mundo donde el ser humano se considera parte material del complejo mundo material que es el conjunto de la naturaleza, el de los seres dotados de capacidad de pensamiento y abstracción, que lógicamente les permite ser solidarios entre ellos mismos y las demás formas de la materia, tanto la orgánica como la inorgánica. Un ser humano consciente, necesitado de vivir en solidaridad con los seres humanos y el medio material en el que se desenvuelve.

Sin explotados ni explotados, sin seres humanos divididos en ricos y pobres “por la gracia del poder divino que así nos determina”. Un ser humano liberado del trabajo enajenado capitalista, que posibilita que el trabajo se convierta en la primera necesidad del dios creativo que es el ser humano, copropietario de los medios de producción, desarrollándose en toda integridad político-productiva, distribuyendo solidariamente los bienes generados colectivamente.

Liquidado el mundo basado en la competencia, desde la nueva realidad material y moral será posible actuar en base a la solidaridad, planificar el trabajo a realizar, priorizar los objetivos principales y más urgentes a desarrollar.

Los seres humanos organizados desde los lugares naturales de relación personal y político-productiva, decidiendo y controlando a cada nivel de responsabilidad los objetivos democráticamente asumidos. Ascendiendo a la cúspide político-productiva propuestas sobre los objetivos que no les son posibles solucionar desde su ámbito y que por ser de carácter general requieren ser tratados desde la cúspide gubernativa.

En cada pueblo, desde la realidad material humana y de la naturaleza que les rodea, produciendo y desarrollando la riqueza de cada lugar, acabando que la gente huya a las grandes ciudades en la confianza de obtener un puesto de trabajo, porque la rentabilidad de la tierra donde vive no le permite adquirir los lujosos bienes que en las grandes ciudades aparecen como posibles. Campos abandonados que con las nuevas tecnologías se pueden utilizar productivamente.

Pero no caigamos en la ilusión imaginativa materialista ingenua. Debemos partir de la realidad material y político-social en que nos encontramos. Es necesario estudiar aspectos básicos de la filosofía con base científica, tomar conciencia de que somos seres sociales que nos necesitamos, y que si no actuamos en esa relación solidaria entre nosotros mismos contra el insolidario mundo capitaneado por la minoría social en el poder ningún dios o tribuno salvador nos liberará.

Si hoy la gran mayoría de la riqueza productiva se encuentra en manos de la oligarquía financiera y monopolista, administrada por los políticos puestos a su servicio, es necesario adoptar medidas alternativas solidarias a favor y protagonizadas por la gran mayoría social que sufre la crisis sistémica del capitalismo.

Desde el conocimiento objetivo la primera condición desde la que debemos partir, rechazar las medidas económicas a favor de la banca y los grandes monopolios, oposición a facilitar el despido y su contradictoria propuesta de alargar la vida laboral en un sistema contradictorio con multitud de prejubilaciones impuestas por los grandes monopolios. Establecer un programa alternativo que partiendo de la realidad unifique a todos los sectores dañados por el gran capital, un programa anti-oligárquico y antimonopolista.

La banca no genera bienes productivos, genera usura multimillonaria concentrada cada vez más en menos manos, lo que evidencia su contradicción y nos invita a acabar con esa lacra especulativa que afecta al sector productivo, a los trabajadores y a la pequeña burguesía. Nacionalizar la banca poniéndola al servicio de los hipotecados trabajadores, los autónomos y los pequeños industriales necesitados de esos servicios, sin intereses usureros, reportando únicamente los costes administrativos de la actividad bancaria.

Los avances tecnológicos tienen que dejar de ser usureros, servir al conjunto de la población. En vez de que esos avances supriman mano de obra, lo que se tiene que conseguir es reducir la jornada laboral, que ese avance tecnológico permita generar nuevos valores culturales y de conocimiento científico, generadores a su vez de nuevas necesidades productivas más racionales que las que nos impone la llamada sociedad de consumo. Todo ello tendente a que el trabajo, una vez liberado de la enajenación capitalista se convierta en la primera necesidad vital del dios humano creativo.

La lógica formal capitalista que desde su insolidaridad plantea retrasar la edad de jubilación imponiéndola a todos los trabajadores independientemente del esfuerzo físico y mental que ello suponga, en una sociedad solidaria sin trabajo enajenado no será necesaria imponerla. Cuando seamos dueños colectivos de los medios de producción, cada ser humano al trabajar solidariamente, sin ninguna imposición ajena, podrá sentirse realizado mediante la práctica de su creatividad productiva, será el mismo el que determine cuando se hace “abuelo” y abandona su puesto de trabajo, o dadas sus limitaciones dedica su capacidad creativa a otras actividades que contribuyan a su propia satisfacción y del conjunto de la sociedad.

Desde ese apuntado programa anti-oligárquico y anti-monopolista, pendiente de concretar, que unifique a la dispersa izquierda anti-sistema y al conjunto de los confundidos explotados, como vanguardia del proceso liberador, se podrán dar pasos gigantescos hacia la sociedad sin explotadores ni explotados. Dejaremos de ver a los trabajadores de Comet abucheando al amo y jefe de la patronal, a los que se manifiestan delante de las grandes multinacionales por los despidos o los Eres que les imponen, a los bomberos pegándose con las fuerzas del orden capitalista cuando les reprimen por reivindicar sus derechos. Todos unidos contra el oculto y principal enemigo común que impone y lo controla todo.

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