miércoles, 13 de junio de 2007

No tienen vergüenza



En la edición del 8 de febrero, el periódico El País ha publicado, en su sección de Cartas al Director, un texto titulado “Miguel Hernández, en la manifestación” que está firmada por Plácido Gilabert Martínez, de Barcelona.

Es tan claro lo que explica en su epístola este ciudadano que no me sustraigo a trasladar en este escrito la totalidad de lo que manifiesta.

Emilio Sales (Para Kaos en la Red) [09.02.2007 11:10]

El poeta del pueblo, Miguel Hernández
Dice: <>.

Que más se puede añadir a estas líneas escritas desde el dolor de ver manipulada, una vez más, la historia y la memoria de nuestro pueblo y de aquellos que lo defendieron pagando con su vida, muriendo a manos de los asesinos y liberticidas.

Miguel Hernández fue el poeta del pueblo, fue libre hasta en sus momentos de prisión por que era un ser puro y limpio. Aquél que cantó a los aceituneros altivos y a los que preguntaba de quienes eran esos olivos.

Hoy, más de medio siglo después, los mismos que mataron la libertad y aplastaban a los trabajadores, a los campesinos, se manifestaban con banderas franquistas, esas banderas con la gallina bicéfala.
Apoyo y comparto la denuncia de D. Plácido Gilabert, debemos reaccionar ante la manipulación, ante la apropiación de las señas de identidad de aquellos que lucharon por defender la democracia y la libertad.

Para la libertad sangro, lucho, pervivo…
"Adiós, hermanos, camaradas y amigos
Despedidme del sol y de los trigos" (Miguel, en los muros de la cárcel de Alicante, poco antes de morir)
Es sangre, no granizo, lo que azota mis sienes.
Son dos años de sangre: son dos inundaciones.
Sangre de acción solar, devoradora vienes,
hasta dejar sin nadie y ahogados los balcones.
Sangre que es el mejor de los mejores bienes.
Sangre que atesoraba para el amor sus dones.
Vedla enturbiando mares, sobrecogiendo trenes,
desalentando toros donde alentó leones.
El tiempo es sangre. El tiempo circula por mis venas.
Y ante el reloj y el alba me siento más que herido,
y oigo un chocar de sangres de todos los tamaños.
Sangre donde se puede bañar la muerte apenas:
fulgor emocionante que no ha palidecido,
porque lo recogieron mis ojos de mil años.

Talavera 9 de febrero de 2007

Emilio Sales Almazán
Foro por la Memoria – Castilla La Mancha

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